Autoconocimiento: la clave para un liderazgo efectivo

Ya en el siglo VII a.c., en el Oráculo de Delfos, en el Templo de Apolo, antes de plantear cualquier consulta a los Dioses, se obligaba al viajero a investigar su propia esencia. Este, y no otro, debía ser el punto de partida para comprender el Mundo.

“Conócete a ti mismo”. Esta eran era la frase que aparecían inscrita, casi a modo de advertencia, en el pronaos del templo de Apolo en Delfos.

Han pasado casi 30 siglos y sigue siendo práctica habitual actuar sin reflexionar, culpabilizar a otros de nuestros fracasos y evitar confrontar con la dura tarea de sentarse con “uno mismo”.

El autoconocimiento, es la esencia de la madurez humana y esta madurez, a su vez, la esencia del liderazgo efectivo. No es posible el liderazgo sin autoliderazgo y este  último, tampoco es posible sin autoconocimiento. Esta es nuestra mayor responsabilidad, la tarea a la que deberíamos de dedicar tiempo y esfuerzo. Las personas nos vamos revelando en el día a día, el autoconocimiento es una tarea cotidiana, pero que exige de intención.

Según Travis Bradberry y Jean Greaves, autores de Inteligencia Emocional 2.0, el 83 % de las personas con un alto nivel de autoconciencia tienen un alto rendimiento, mientras que solo el 2% de las personas con peor rendimiento muestran este rasgo.

Esa es una estadística que llamaría la atención de cualquiera. Después de todo, ¿quién no querría experimentar la autorrealización, una mayor productividad y mayores capacidades de liderazgo?.

Lo que diferencia a los líderes efectivos del resto, es su disposición a conocerse a sí mismos y a los demás.

Las personas con un alto nivel de autoconciencia entienden lo que las motiva y cómo responder de manera efectiva. Tienen más dirección, propósito, influencia y éxito en su vida profesional y personal.

Uno de los principales rasgos asociados a los líderes más conscientes es la humildad entendida como es una comprensión correcta de uno mismo, y esa comprensión correcta conduce a una mejor comprensión de los demás, porque una vez que nos conocemos y queremos a nosotros mismos, aprendemos mejor a apreciar a los demás también.

La «humildad intelectual», que es «saber que no lo sabes todo, primero sobre ti mismo, segundo sobre los demás y, luego, sobre el mundo», es otro rasgo que los líderes conscientes de sí mismos deben esforzarse por desarrollar . Aunque practicar la humildad en el lugar de trabajo requiere cierta vulnerabilidad, lo que puede provocar ansiedad, ayuda a crear un entorno en el que todos se sientan cómodos reconociendo sus defectos y pidiendo ayuda. Solo desde la humildad se abre la puerta del aprendizaje y el crecimiento.

Además de ser humildes, los líderes conscientes de sí mismos buscan constantemente mejorar. Reconocen sus propias fortalezas, debilidades y sesgos ocultos, asumen su responsabilidad y solicitan constantemente feedback para mejorar, ya sea solicitando 360º de los miembros del equipo de manera regular o invirtiendo en un programa de desarrollo continuo, los líderes más conscientes reconocen el valor del aprendizaje y el crecimiento continuos. 

Para concluir, el autoconocimiento es un rasgo esencial de los líderes efectivos tal y como demuestran de manera empírica modelos como The Leadership Circle. Al conocer sus valores, personalidad, necesidades, hábitos y emociones, y cómo afectan sus acciones y las acciones de los demás, podrá manejar mejor su estrés, tomar mejores decisiones y, en última instancia, llevar a otros a hacer lo mismo. Por ello, cualquier iniciativa o intervención para el desarrollo de un liderazgo efectivo, debe comenzar por el autoconocimiento y mantener este foco durante todo el proceso.

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